Andrés L. 44 años.
Siempre tuve la fama de tímido, de callado. Yo también pensaba que esa era mi personalidad, aunque algo
no cuadraba pues sentía que en el fondo de mi ser había otras cosas, cosas buenas y alegres. Es una
sensación extraña, quien la haya vivido entenderá a lo que me refiero. Empecé mi psicoanálisis y a
medida que avanzaba descubrí que ese lúgubre y con pesadez no era yo. Aunque fue duro recordé mi
infancia y como un ambiente represivo me hizo nervioso y me convirtió en “el niño que calladito se ve
más bonito”. Alejandra con su paciencia y su espera respetó mis ritmos y a partir de la confianza empecé
a ponerle palabras a lo que callé tanto tiempo (y que me daba miedo decirme incluso a mí mismo). Hoy
tengo días más claros y sosegados y los que no son tan buenos puedo transitarlos mejor. Sigo en mi
proceso de entendimiento.
Julio A. 39 años.
Un médico me recomendó a Alejandra, esto debido a sufrir ataques de pánico. Fui a especialistas y
después de un sin fin de exámenes me dijeron que lo que me sucedía podía tener causas emocionales.
Siempre tenía el corazón a mil, manos sudorosas, náuseas, dolor de estómago. No exagero cuando digo que
esos ataques de pánico se sentían como si uno se fuera a morir. Encontré en Alejandra “una traductora de
mis sensaciones”. Lo que estaba detrás de eso era miedo a todo; miedo a amar, a no amar, a salir, a
quedarme en la casa, a trabajar, a estar desempleado, mejor dicho, a la vida misma. Me estoy conociendo,
sabiendo de mi mismo, siento una mejora, voy por el camino correcto.
Yulieth C. 36 años.
Llegué al consultorio porque no dormía ni descansaba bien y la comida se me quedaba atorada (no podía
deglutir), tenía un trabajo bastante absorbente y demandante que me disparaba la ansiedad. En análisis
me di cuenta que le temía muchísimo la quietud, que mis demandas internas eran terribles, hasta crueles.
Comprendí que no era la ansiedad lo que más temía sino quedarme quieta y supuestamente estancarme en la
vida. Estoy muy agradecida con el proceso, estoy aprendiendo a tratarme de mejor manera. A quien se
quiera psicoanalizar le diría: “This is a journey”.
Martha Luz B. 51 años.
Traté de mentalizarme, asistí a coach, me exigía calma, me decía que teniendo un buen trabajo y una
familia en buenas condiciones debía ser feliz. Ahí fue donde Alejandra me señaló que los debería que
eran muchos. Y sí, los debería y las exigencias que me hacía (y que todavía hago pero en menor medida,
sigo en mi proceso) eran muchos, he ido calmando, entendiendo las raíces de mi conflicto.
Jaime Alfredo F. 53 años.
Pensé que mi carga laboral y mi ritmo de trabajo eran normales, pero en mi psicoanálisis he descubierto
que mi cuerpo y mi mente llevaban años pidiéndome parar, un descanso era FUNDAMENTAL. He ido dándome la
oportunidad de escucharme, cosa que a veces no es sencilla, pero cuando lo hago me siento más tranquilo
y sin esa presión constante.
Nataly M. 29 años.
Pedí una primera cita porque sentía ansiedad en mi relación de pareja (si no respondía rápido whatsapp
me sentía insegura, pensaba con frecuencia que él me iba a dejar de querer, que ya no era guapa, en
fin…), tenía una sensación constante de que algo iba a salir mal, de que las personas me podían dejar
fácilmente. Hemos ido viendo en el proceso con Alejandra que la angustia que yo siento viene de mucho
antes y que sin darme cuenta estaba repitiendo la forma en la que aprendí que se entrega afecto en mi
casa. Estoy aprendiendo a entender las cosas para poder soltar y tratar de vivir con un poco más de
calma.